Hiawatha - Augustus Saint-Gaudens (1848–1907)
Oye marmol de carne soberana
oye pasar despacio el sonido
de los gritos que suenan en silencio
esperando que una sombra encarnada
parta en dos tu piedra derribada.
Oh! sangre encarnada de corazón dolido
siendo tu amor como es oscuro,
en silencio pasa despacio sin sonido
bebiendo de ella, sigilosamente apuro,
mi sed, mi sed no saciada
pues la guardo congelada
para un alivio futuro.
Oh sangre, que araña mi garganta
pues está herida por tus asperos besos.
¿Acaso una boca totalmente ajena
a este secreto y lacerante dolor
encuentre mi sangre plena
y me haga olvidar este resquemor?
Oigo ahora convertido en piedra
tus palabras susurrantes, silenciosas,
mi corazón es frio, piensa, ya no sufre,
mientras acaricias mi carne dura y fria
y en mi acre y dulce sabor
sacias tu sed con la mia.
Oh! cuerpo de carne emancipada
que poco a poco lo enfriaste
Ya convertido en piedra con tu mirada
cual gorgona de mi corazón te vengaste,
ya hablo sin que nadie oiga
ya amo sin que nadie me quiera.
ya miro tus ojos sin ver.
Acercalos a los mios,
convertidos en duras pedras
y así podré leer en ellos
todo lo que nos amamos.
Quedándome con este pensamiento
en esta maldita soledad
para toda la eternidad.
¿Notarás mis labios frios como la aurora?
o ¿aún cálidos como fragua artesanal?
¿Será mi nuevo navegar perpetua calma?
O ¿habrá loco huracán dentro de mi alma?
¿Serás de mis momentos la señora?
O ¿con seco paño para no dañar la piedra,
limpiarás cualquier atisbo de alegria cegadora?
¿Acaso los dioses sobre la roca,
me vean en el oráculo acopañado
de mi Diosa, derramando furia loca,
acariciando mi pecho de blanca piedra
aun haciendo que se torne seca mi boca?
Ese es tu poder Diosa mia
en piedra ya reposo
mi ultimo pensamiento fue herejía
pues a pesar de tu desprecio
en el ultimo momento yo quería
que tu, amada mía
me dieras un calido beso.
oye pasar despacio el sonido
de los gritos que suenan en silencio
esperando que una sombra encarnada
parta en dos tu piedra derribada.
Oh! sangre encarnada de corazón dolido
siendo tu amor como es oscuro,
en silencio pasa despacio sin sonido
bebiendo de ella, sigilosamente apuro,
mi sed, mi sed no saciada
pues la guardo congelada
para un alivio futuro.
Oh sangre, que araña mi garganta
pues está herida por tus asperos besos.
¿Acaso una boca totalmente ajena
a este secreto y lacerante dolor
encuentre mi sangre plena
y me haga olvidar este resquemor?
Oigo ahora convertido en piedra
tus palabras susurrantes, silenciosas,
mi corazón es frio, piensa, ya no sufre,
mientras acaricias mi carne dura y fria
y en mi acre y dulce sabor
sacias tu sed con la mia.
Oh! cuerpo de carne emancipada
que poco a poco lo enfriaste
Ya convertido en piedra con tu mirada
cual gorgona de mi corazón te vengaste,
ya hablo sin que nadie oiga
ya amo sin que nadie me quiera.
ya miro tus ojos sin ver.
Acercalos a los mios,
convertidos en duras pedras
y así podré leer en ellos
todo lo que nos amamos.
Quedándome con este pensamiento
en esta maldita soledad
para toda la eternidad.
¿Notarás mis labios frios como la aurora?
o ¿aún cálidos como fragua artesanal?
¿Será mi nuevo navegar perpetua calma?
O ¿habrá loco huracán dentro de mi alma?
¿Serás de mis momentos la señora?
O ¿con seco paño para no dañar la piedra,
limpiarás cualquier atisbo de alegria cegadora?
¿Acaso los dioses sobre la roca,
me vean en el oráculo acopañado
de mi Diosa, derramando furia loca,
acariciando mi pecho de blanca piedra
aun haciendo que se torne seca mi boca?
Ese es tu poder Diosa mia
en piedra ya reposo
mi ultimo pensamiento fue herejía
pues a pesar de tu desprecio
en el ultimo momento yo quería
que tu, amada mía
me dieras un calido beso.
JVA... Jeús.