El hombre de la máscara de hierro - En 1698 un hombre fue encarcelado en la Bastilla. Este hombre había sido cautivo del gobierno por lo menos desde 1687, durante todo ese tiempo su rostro había sido escondido por una máscara. Murió en 1703, pero los rumores acerca de su existencia siguieron circulando. El prisionero fue tratado muy bien, pero dos mosqueteros estuvieron a su lado en todo momento, dispuestos a matarlo si se quitaba la máscara. Comía con la máscara, dormía con la máscara, y, finalmente, murió con la máscara. Incluso en la corte real su identidad siguió siendo un misterio.
Robert Hubert (1753–1808) - La Bastilla
Quienes visitan París por primera vez y acuden a ver qué queda de La Bastilla, se llevan una decepción. Fue demolida en 1792. Lo que inicialmente se construyó como fortaleza destinada a la defensa del flanco oriental de la ciudad, acabó por reconvertirse en prisión. El Marqués de Sade, Nicolas Fouquet, Voltaire…muchos son los ilustres “huéspedes” que se han alojado entre sus muros. Pero quizá el más enigmático de ellos fue el conocido como “hombre de la Máscara de Hierro”. Y existió. De ello da fe el registro de la cárcel, que aún hoy se conserva en el Archivo General de Francia. En él se detalla que una persona con esas características falleció en La Bastilla en 1703.
Charles Amédée Philippe van Loo (1719 – 1795) - Retrato del Marqués de Sade (1740-1814). Realizado en 1760,
Sébastien Bourdon (Francia 1616 – 1671) - Retrato de Nicolás Fouquet
Joseph Werner (Suiza, 1637 - 1710) - Luis XIV con armadura, (1663)
Hay más documentos. Como un informe del teniente de artillería adscrito al servicio personal del rey, Marcel Du Junca, en el que se da cuenta de la toma de posesión como nuevo gobernador de La Bastilla de un antiguo mosquetero, Bertrand de Saint-Mars. Procedente de la cárcel de Sainte-Margueritte, se hacía acompañar en todo momento de un prisionero “al que ha de tenerse siempre enmascarado”. La última referencia traída a colación es la de Voltaire, en “Le scièle de Louis XIV”. El mismo atestiguaría que, durante sus dos estancias en la Bastilla -1717 y 1726- había recabado diversos testimonios de gentes que le sirvieron allí.
Bertrand de Saint-Mars. Autor desconocido
Voltaire, que vivió entre 1694 y 1778, era un historiador, filosofo, escritor y abogado francés y una de las grandes figuras de la Ilustración. También habló, en una obra de 1752, de la existencia de los dos satélites de Marte un siglo antes de su descubrimiento oficial (1877).
En una de sus obras más famosas, “El Siglo de Luis XIV” (1751), Voltaire recoge lo que otros compañeros de prisión le habían contado acerca de un extraño personaje y su máscara cuando el escritor estuvo prisionero en la Bastilla en 1717 después de escribir una sátira contra el Duque de Orleans y su hija.
Nicolas de Largillière (1656 - 1746) - Retrato de Voltaire
Lo que Voltaire nos cuenta acerca de ese extraño reo que viajó de presidio en presidio durante largos años fue:
“Se envió, con máximo secreto, al castillo de la isla de Santa Margarita, en el mar de Provenza, a un prisionero desconocido, de estatura superior a lo común, joven y de la mas bella y fina estampa. Durante el viaje, el prisionero llevaba una mascara cuya mentonera tenía resortes de acero, que le permitían comer con la mascara puesta. Había ordenes de matarlo si se descubría. Permaneció en la isla hasta que un oficial de confianza, llamado Saint-Mars, alcaide de Pignerol, designado alcaide de la Bastilla en el año 1690, fue a buscarlo a la isla Santa Margarita y lo condujo a la Bastilla, siempre enmascarado. El marques de Louvois fue a verlo a la isla antes del traslado. El desconocido fue llevado a la Bastilla, donde se le alojó espléndidamente. No se le negaba nada de lo que pedía. Su mayor gusto era por la ropa de una fineza extraordinaria y por los encajes. Tocaba la guitarra. Se le daba la mejor comida y el alcaide rara vez se sentaba delante de él.”
Pierre Mignard (1612–1695) - François Michel Le Tellier "Marqués de Louvois"
Esta es la referencia al prisionero que encontramos en la obra del ilustre historiador francés y, según parece, se ajusta a la realidad, ya que la historia del hombre de la máscara de hierro se pierde en una celda de la fortaleza de Pignerol en 1669. Todo ello sería retomado por Alejandro Dumas, quien, en su “El vizconde de Bragelonne”, identifica al misterioso personaje con un hermano gemelo de Luis XIV, cuyo parecido con éste último resultó fatal.
William Henry Powell (1823 – 1879) - Retrato de Alejandro Dumas.
Pedro Pablo Rubens (1577 - 1640) - Retrato de Ana de Austria (1601-1666), madre de Luis XIV. 1622-1625
Pedro Pablo Rubens (1577 - 1640) - George de Villiers, 1625. I Duque de Buckingham (1592 - 1628).
Pierre Mignard (1612-1695) - Cardenal Mazarino
Pero la más peregrina de todas ellas es que asegura que el enigmático personaje no es otro que Molière. Uno de los candidatos mas sorprendentes sobre la identidad de la máscara de hierro fue el de este famoso dramaturgo francés. Bajo esta hipótesis, presentada por el investigador Anatole Loquin, Moliere no habría muerto en escena en febrero de 1673 a los 51 años mientras representaba “El enfermo imaginario”, si no que habría sido encarcelado en secreto por Luis XIV debido a que sus obras no eran del agrado del monarca por mofarse de los asuntos de la corte.
Charles-Antoine Coypel (1694-1752) - Retrato de Molière. 1730
Sin embargo, esta teoría se presenta insostenible, ya que Luis XIV era gran amigo y admirador de Moliere. De hecho, lo nombró director de las diversiones de la corte e, incluso, tuvo el honor de ser el padrino del primer hijo del monarca; y cuando la Iglesia se escandalizó con su obra “Tartufo”, Moliere siempre gozó del apoyo y la protección de Luis XIV. Todo ello hace muy poco creíble que la máscara de hierro fuese Moliere en persona.
A propósito, en aquella funesta representación, Moliére vestía de amarillo. Esa es la razón por la que muchos actores de teatro no quieren nunca estrenar con ropa de ese color.
Un detalle criptográfico de esta historia.
El hombre de la máscara de hierro, en cualquier caso, fue un hombre que estuvo preso hasta su muerte y cuya historia se sitúa en los siglos XVII y XVIII. Pasó su vida en la más famosa de las prisiones francesas, pero también estuvo un buen tiempo en la prisión de Pignerol, en el ducado de Saboya. En esta prisión nuestro personaje disponía de licencia para pasear por las almenas bajo la condición de llevar puesta la máscara. En una ocasión y a pesar de la estrecha vigilancia, el preso dejó caer un papel con un mensaje que recogió un campesino. Este desgraciado fue apresado inmediatamente y después de demostrar que no sabía leer fue puesto en libertad. Además, el mensaje iba cifrado así que de poco le hubiera sabido leer.
En 1890, casi un siglo después de la muerte del misterioso preso, el mensaje llegó hasta Etiénne Bazeries, experto criptógrafo francés. El mensaje no era más que una serie de números que después del estudio estadístico típico para romper códigos, se mostró como un “sencillo” método de cifra en el que cada número representaba una sílaba.
Étienne Bazeries (1846 - 1931)
El texto una vez descifrado comentaba que el general Vivien de Boulonde o Bulonde, había sido encerrado en la prisión, estando en su celda (muy "lujosa" al parecer) por la noche y con cierta libertad para pasear siempre que ocultara su rostro bajo la máscara. De todas formas, esto sigue siendo un misterio porque hay fuentes que sitúan la muerte de este general en 1708, cuando el prisionero de la máscara murió en 1703.
En el sitio de Cuneo, de Bulonde estaba preocupado por la llegada de tropas enemigas desde Austria y ordenó una apresurada retirada. Tras dejar abandonados a sus municiones y hombres heridos en la retirada, Bulone fue castigado por un furioso Luis XIV, quien ordenó que:
"Se le conduzca a la fortaleza de Pignerole, donde debe ser encerrado en una celda y custodiado en la noche, y se le permitirá caminar por las almenas durante el día con una máscara puesta".
Las fechas de las cartas que relatan esta orden coinciden con la estadía del misterioso personaje en la Bastilla.
Al parecer, el trabajo del criptógrafo Bazeries no sólo se basó en este mensaje lanzado desde la prisión de Pignerol, sino también en algunas otras cartas también codificadas con el mismo método y del mismo autor. Esto permite realizar con mayor acierto y seguridad el estudio estadístico al que hacía referencia.
También en 1890 llegaron a manos de Louis Gendron, un historiador militar francés, algunas cartas codificadas que pasó a Etienne Bazeries, del departamento de criptografía del ejército francés. Después de tres años, Bazeries pudo leer algunos de los mensajes en el Gran Código de Luis XIV, además de las que antes os he citado, en las que se hablaba de un prisionero llamado Vivien de Bulonde. Según el ministro Louvois, este personaje era un general de los ejércitos franceses que habría ordenado la retirada de sus tropas durante el sitio de Cuneo por las milicias austriacas en 1691.
Atte: JVA. Jeús.