Para ti Rom

Your dying Heart by Adrian von Ziegler on Grooveshark

sábado, 31 de agosto de 2013

El hombre de la máscara de hierro



El hombre de la máscara de hierro - En 1698 un hombre fue encarcelado en la Bastilla. Este hombre había sido  cautivo del gobierno por lo menos desde 1687, durante todo ese tiempo su rostro había sido escondido por una máscara. Murió en 1703, pero los rumores acerca de su existencia siguieron circulando. El prisionero fue tratado muy bien, pero dos mosqueteros estuvieron a su lado en todo momento, dispuestos a matarlo si se quitaba la máscara. Comía con la máscara, dormía con la máscara, y, finalmente, murió con la máscara. Incluso en la corte real su identidad siguió siendo un misterio.



Robert Hubert (1753–1808) - La Bastilla 

Quienes visitan París por primera vez y acuden a ver qué queda de La Bastilla, se llevan una decepción. Fue demolida en 1792. Lo que inicialmente se construyó como fortaleza destinada a la defensa del flanco oriental de la ciudad, acabó por reconvertirse en prisión. El Marqués de Sade, Nicolas Fouquet, Voltaire…muchos son los ilustres “huéspedes” que se han alojado entre sus muros. Pero quizá el más enigmático de ellos fue el conocido como “hombre de la Máscara de Hierro”. Y existió. De ello da fe el registro de la cárcel, que aún hoy se conserva en el Archivo General de Francia. En él se detalla que una persona con esas características falleció en La Bastilla en 1703.



Charles Amédée Philippe van Loo (1719 – 1795) - Retrato del Marqués de Sade (1740-1814). Realizado en 1760,




 Sébastien Bourdon (Francia 1616 – 1671) - Retrato de Nicolás Fouquet



 Ya antes de esa fecha se tenían noticias suyas. Quien primero lo mencionó fue Madame de Maintenon, segunda esposa de Luis XIV, el Rey Sol. Una carta escrita por ella en 1711 decía lo siguiente: “Un hombre ha permanecido largos años en La Bastilla, donde murió encarcelado. Tenía siempre a su lado a dos mosqueteros, para matarle si osaba quitarse la máscara. Comió y durmió enmascarado. Por otra parte, fue siempre muy bien tratado, y se le dio cuanto deseaba. Era muy devoto y leía continuamente. Jamás se pudo saber quién era”.


Joseph Werner (Suiza, 1637 - 1710) - Luis XIV con armadura, (1663)

 Hay más documentos. Como un informe del teniente de artillería adscrito al servicio personal del rey, Marcel Du Junca, en el que se da cuenta de la toma de posesión como nuevo gobernador de La Bastilla de un antiguo mosquetero, Bertrand de Saint-Mars. Procedente de la cárcel de Sainte-Margueritte, se hacía acompañar en todo momento de un prisionero “al que ha de tenerse siempre enmascarado”. La última referencia traída a colación es la de Voltaire, en “Le scièle de Louis XIV”. El mismo atestiguaría que, durante sus dos estancias en la Bastilla -1717 y 1726- había recabado diversos testimonios de gentes que le sirvieron allí.



Bertrand de Saint-Mars. Autor desconocido



Voltaire, que vivió entre 1694 y 1778, era un historiador, filosofo, escritor y abogado francés y una de las grandes figuras de la Ilustración. También habló, en una obra de 1752, de la existencia de los dos satélites de Marte un siglo antes de su descubrimiento oficial (1877).

En una de sus obras más famosas, “El Siglo de Luis XIV” (1751), Voltaire recoge lo que otros compañeros de prisión le habían contado acerca de un extraño personaje y su máscara cuando el escritor estuvo prisionero en la Bastilla en 1717 después de escribir una sátira contra el Duque de Orleans y su hija.

Nicolas de Largillière (1656 - 1746) - Retrato de Voltaire

 Lo que Voltaire nos cuenta acerca de ese extraño reo que viajó de presidio en presidio durante largos años fue:

“Se envió, con máximo secreto, al castillo de la isla de Santa Margarita, en el mar de Provenza, a un prisionero desconocido, de estatura superior a lo común, joven y de la mas bella y fina estampa. Durante el viaje, el prisionero llevaba una mascara cuya mentonera tenía resortes de acero, que le permitían comer con la mascara puesta. Había ordenes de matarlo si se descubría. Permaneció en la isla hasta que un oficial de confianza, llamado Saint-Mars, alcaide de Pignerol, designado alcaide de la Bastilla en el año 1690, fue a buscarlo a la isla Santa Margarita y lo condujo a la Bastilla, siempre enmascarado. El marques de Louvois fue a verlo a la isla antes del traslado. El desconocido fue llevado a la Bastilla, donde se le alojó espléndidamente. No se le negaba nada de lo que pedía. Su mayor gusto era por la ropa de una fineza extraordinaria y por los encajes. Tocaba la guitarra. Se le daba la mejor comida y el alcaide rara vez se sentaba delante de él.”



Pierre Mignard (1612–1695) - François Michel Le Tellier "Marqués de Louvois"

Esta es la referencia al prisionero que encontramos en la obra del ilustre historiador francés y, según parece, se ajusta a la realidad, ya que la historia del hombre de la máscara de hierro se pierde en una celda de la fortaleza de Pignerol en 1669.

Todo ello sería retomado por Alejandro Dumas, quien, en su “El vizconde de Bragelonne”, identifica al misterioso personaje con un hermano gemelo de Luis XIV, cuyo parecido con éste último resultó fatal.

 William Henry Powell (1823 – 1879) - Retrato de Alejandro Dumas.

Pero hay más posibilidades. También pudo tratarse de un medio hermano del Rey Sol, fruto de las relaciones adúlteras entre Ana de Austria y el Duque de Buckingham. O incluso un hermano menor, nacido de una unión entre Ana y el cardenal Mazarino.

Pedro Pablo Rubens (1577 - 1640) - Retrato de Ana de Austria (1601-1666), madre de Luis XIV. 1622-1625


Pedro Pablo Rubens (1577 - 1640) - George de Villiers, 1625. I Duque de Buckingham (1592 - 1628). 


 Pierre Mignard (1612-1695) - Cardenal Mazarino

Pero la más peregrina de todas ellas es que asegura que el enigmático personaje no es otro que Molière. Uno de los candidatos mas sorprendentes sobre la identidad de la máscara de hierro fue el de este famoso dramaturgo francés. Bajo esta hipótesis, presentada por el investigador Anatole Loquin, Moliere no habría muerto en escena en febrero de 1673 a los 51 años mientras representaba “El enfermo imaginario”, si no que habría sido encarcelado en secreto por Luis XIV debido a que sus obras no eran del agrado del monarca por mofarse de los asuntos de la corte.







 Charles-Antoine Coypel (1694-1752) - Retrato de Molière. 1730

Sin embargo, esta teoría se presenta insostenible, ya que Luis XIV era gran amigo y admirador de Moliere. De hecho, lo nombró director de las diversiones de la corte e, incluso, tuvo el honor de ser el padrino del primer hijo del monarca; y cuando la Iglesia se escandalizó con su obra “Tartufo”, Moliere siempre gozó del apoyo y la protección de Luis XIV. Todo ello hace muy poco creíble que la máscara de hierro fuese Moliere en persona.
A propósito, en aquella funesta representación, Moliére vestía de amarillo. Esa es la razón por la que muchos actores de teatro no quieren nunca estrenar con ropa de ese color.





Un detalle criptográfico de esta historia.

El hombre de la máscara de hierro, en cualquier caso, fue un hombre que estuvo preso hasta su muerte y cuya historia se sitúa en los siglos XVII y XVIII. Pasó su vida en la más famosa de las prisiones francesas, pero también estuvo un buen tiempo en la prisión de Pignerol, en el ducado de Saboya. En esta prisión nuestro personaje disponía de licencia para pasear por las almenas bajo la condición de llevar puesta la máscara. En una ocasión y a pesar de la estrecha vigilancia, el preso dejó caer un papel con un mensaje que recogió un campesino. Este desgraciado fue apresado inmediatamente y después de demostrar que no sabía leer fue puesto en libertad. Además, el mensaje iba cifrado así que de poco le hubiera sabido leer.

En 1890, casi un siglo después de la muerte del misterioso preso, el mensaje llegó hasta Etiénne Bazeries, experto criptógrafo francés. El mensaje no era más que una serie de números que después del estudio estadístico típico para romper códigos, se mostró como un “sencillo” método de cifra en el que cada número representaba una sílaba.


Étienne Bazeries (1846 - 1931)

El texto una vez descifrado comentaba que el general Vivien de Boulonde o Bulonde, había sido encerrado en la prisión, estando en su celda (muy "lujosa" al parecer) por la noche y con cierta libertad para pasear siempre que ocultara su rostro bajo la máscara. De todas formas, esto sigue siendo un misterio porque hay fuentes que sitúan la muerte de este general en 1708, cuando el prisionero de la máscara murió en 1703.

En el sitio de Cuneo, de Bulonde estaba preocupado por la llegada de tropas enemigas desde Austria y ordenó una apresurada retirada. Tras dejar abandonados a sus municiones y hombres heridos en la retirada, Bulone fue castigado por un furioso Luis XIV, quien ordenó que:

"Se le conduzca a la fortaleza de Pignerole, donde debe ser encerrado en una celda y custodiado en la noche, y se le permitirá caminar por las almenas durante el día con una máscara puesta".

Las fechas de las cartas que relatan esta orden coinciden con la estadía del misterioso personaje en la Bastilla.

Al parecer, el trabajo del criptógrafo Bazeries no sólo se basó en este mensaje lanzado desde la prisión de Pignerol, sino también en algunas otras cartas también codificadas con el mismo método y del mismo autor. Esto permite realizar con mayor acierto y seguridad el estudio estadístico al que hacía referencia.

También en 1890 llegaron a manos de Louis Gendron, un historiador militar francés, algunas cartas codificadas que pasó a Etienne Bazeries, del departamento de criptografía del ejército francés. Después de tres años, Bazeries pudo leer algunos de los mensajes en el Gran Código de Luis XIV, además de las que antes os he citado, en las que se hablaba de un prisionero llamado Vivien de Bulonde. Según el ministro Louvois, este personaje era un general de los ejércitos franceses que habría ordenado la retirada de sus tropas durante el sitio de Cuneo por las milicias austriacas en 1691.



Atte: JVA. Jeús.





miércoles, 21 de agosto de 2013

El Leteo

Imagen: Dante Gabriel Rossetti (Inglaterra, 1828 - 1882) - Proserpina. 1874. Óleo sobre lienzo. 125.1 cm × 61 cm. Tate Britain. Londres.

No, no quiero que olvides,
no, no, no vayas al Leteo,
ni toques la sinfonía de Cerbero
arraigado firmemente en su tenebroso Hades.

Tampoco dejes que tu pálida frente,
sea besada esta noche,
por el grano violaceo
de la granada de Proserpina,
no uses un rosario de bayas de Tejo.

Tampoco dejes que el escarabajo,
ni el buho que ulula por la noche,
ni tu espiritu triste,
ni la polilla de la muerte,
sean socios en los misterios de tu dolor.

Pues la sombra a la sombra regresa,
somnolienta, hastiada.
Entonces recuérdame,
y ahoga la angustia que despierta el alma.  

 JVA... Jeús, desde el  lado oscuro...

En la mitología griega, Lete o Leteo es uno de los ríos del Hades. Beber de sus aguas provoca un olvido completo. Algunos griegos antiguos creían que se hacía beber de este río a las almas antes de reencarnarlas, de forma que no recordasen sus vidas pasadas.
  

Imagen: Jillian  "Bohemiart" - El dolor que nunca se olvida. (The Grief that never goes)

Ven a mi pecho, alma sorda y cruel,
Tigre adorado, monstruo de aire indolente;
Quiero enterrar mis temblorosos dedos
En la espesura de tu abundosa crin;

Sepultar mi cabeza dolorida
En tu falda colmada de perfume
Y respirar, como una ajada flor,
El relente de mi amor extinguido.

¡Quiero dormir! ¡Dormir más que vivir!
En un sueño, como la muerte, dulce,
Estamparé mis besos sin descanso
Por tu cuerpo pulido como el cobre.

Para ahogar mis sollozos apagados,
Sólo preciso tu profundo lecho;
El poderoso olvido habita entre tus labios
Y fluye de tus besos el Leteo.

Mi destino, desde ahora mi delicia,
Como un predestinado seguiré;
Condenado inocente, mártir dócil
Cuyo fervor se acrece en el suplicio.

Para ahogar mi rencor, apuraré
El nepentes y la cicuta amada,
del pezón delicioso que corona este seno
el cual nunca contuvo un corazón. 

El Leteo - Charles Baudelaire.

 

lunes, 12 de agosto de 2013

Amor "Platónico"

IrA - TsantekidoU

"Es pérfido aquel amante vulgar que se enamora más del cuerpo, pues ni siquiera es estable, al no estar enamorado tampoco de una cosa estable, ya que tan pronto como se marchita la flor del cuerpo del que está enamorado, “desaparece volando”, tras violar muchas palabras y promesas."

πονηρὸς δ᾽ ἐστὶν ἐκεῖνος ὁ ἐραστὴς ὁ πάνδημος, ὁ τοῦ σώματος μᾶλλον ἢ τῆς ψυχῆς ἐρῶν· καὶ γὰρ οὐδὲ μόνιμός ἐστιν, ἅτε οὐ μονίμου ἐρῶν πράγματος. ἅμα γὰρ τῷ τοῦ σώματος ἄνθει λήγοντι, οὗπερ ἤρα, οἴχεται ἀποπτάμενος, πολλοὺς λόγους καὶ ὑποσχέσεις καταισχύνας·

Platón, Banquete 183e  


IrA - TsantekidoU

Dánzame

IrA - TsantekidoU

En mis sueños de amor
en un harem estabas tu
bailándome...
mmm... Excitándome
sólo el verte mi sangre ardíó
y la pasión en mi explotó.
...
Quería todo de ti
tu belleza ...tu sensualidad...
Mis brazos extendí y supliqué...
Bella mia acercate a mi.
...
Llegaste insinuante ...
A mi lado tu cuerpo enroscaste.
Con una suave caricia
tu cara giré
y en tus bellos labios
un beso ardiente deposité.
...
Mis manos recorrieron tu bello cuerpo
tus ojos se deslumbraban de placer
te besé y te besé... hasta mas no poder
en tu piel mis besos ardientes deposité.
...
Me arrastré sobre tu cuerpo
saciando mi sed de placer.
...
Cuando el éxtasis se asomaron
tus gritos de gran placer
de tu garganta se exhalaron.
...
Ya exhautos y saciados de placer
sólo esto te pedí:
"Que volvieras mi vida a danzar solo para mi"


Jeús para Yenn...

Aroma de mujer

IrA - TsantekidoU

Estás deliciosa y muy sugerente
con tu entrega delicada grande y suave
Con ese toque de delicioso aroma de mujer
que tu bien me sabes ofrecer,
con el susurro de tu voz
mientras tu mano recorre mi cuerpo sin decoro
hasta acabar en una delicada suavidad
que hace que al abrir tus pasiones
para ofrecerme con toda tu voluptuosidad,
se escape tu delicioso aroma de mujer.

JVA... Jeús

domingo, 11 de agosto de 2013

Dicha y perfume

Michel Parkes



Voluptuosidad, placer lujurioso.
Dicha y perfume de mi vida
cuando recuerdo las horas
en que busqué y hallé
tu anhelada lujuria.

Dicha y perfume que busqué toda una vida
Una vida en la que evité todo goce
de amores rutinarios,
para solo entregarme voluptuosamente
al perfume de tu cuerpo.

Así,
tan intensamente contemplé la belleza.

Que llena está mi vista de ella,
lineas de tu cuerpo,
labios rojos,
curvas voluptuosas.

Cabello como tomado de estatua griega,
siempre hermoso aún cuando esté despeinado
y cae un poco sobre tu frente blanca.

Rostro del amor,
tal como lo anhelaba mi poesía
en las noches voluptuosas
de mis sueños y deseos.

En mis noches,
furtivamente,
te huelo...

Jeús --- Para ti...  


Michel Parkes

viernes, 2 de agosto de 2013

Tiziano Vecellio (1477- 1576) - Isabel I de Portugal. Esposa de Carlos I de España y V de Alemania. Oleo sobre lienzo. Museo del Prado.

Tiziano Vecellio  (1477- 1576) - Imagen ya retocada de la emperatriz Isabel I de Portugal. Esposa de Carlos I de España y V de Alemania. Oleo sobre lienzo. Museo del Prado.

Retrato póstumo que tuvo que realizar basándose únicamente en un camafeo de autor desconocido y la información facilitada por los que conocieron a Isabel en la corte. Esa fue su única inspiración, puesto que el pintor nunca la conoció en vida.
Tiziano lo entregó al emperador en 1545, siendo llamado a los tres años en 1548, por el propio Emperador para un nuevo encargo imperial, el cual era el famoso cuadro: "Carlos V a caballo en Mühlberg", una de las obras cumbres de su carrera y que representa al Emperador y su montura a orillas del Elba, victorioso tras la batalla que libró contra las tropas protestantes de la Liga de Esmalcalda.
No obstante y para sorpresa de Tiziano, le ordenó retocar el cuadro de su difunta esposa, pues el cuadro no acabó de gustar al emperador, pues habia plasmado el rostro con la nariz un poc Aguileña, no siendo de su agrado el amado rostro que él recordaba.
Se sabe que Tiziano reutilizó un lienzo usado, ya que a través de análisis por radiografía se ha podido entrever tras las capas de pintura el perfil de una figura femenina. Tiziano terminó el cuadro con grandes dificultades por los problemas que os he expuesto antes y lo presentó finalmente en la Corte en 1545, pero por desgracia como os he comentado no gustó al Emperador.
Así que se puso manos a la obra y el resultado fue esta increible imagen que os pongo a continuación. Uno de los retratos más conmovedores, bellos y dignos de admiración de todo el Quinientos europeo. La Emperatriz se encuentra sentada y sostiene un libro abierto en su mano izquierda, quizá un misal o libro de oraciones. La emperatriz se encuentra mirando al frente con expresión dulce y verdaderamente humana, Tiziano la plasmó casi virginal, la postura erguida y envuelta en un lujoso vestido, mientras tras ella se muestra un paisaje desde unos grandes ventanales.
La obra acompañó al emperador hasta el final de sus días. Pues está documentado que el retrato de la Emperatriz fue una de las pocas pertenencias de las que no quiso desprenderse tras su renuncia al Imperio, agotado, prematuramente envejecido y enfermo de gota, y que lo siguió a su retiro definitivo en el monasterio extremeño de Yuste, donde moriría el 21 de septiembre de 1558.

Imagen final después de retocarla.

Imagen primera que no fue del gusto del Emperador.