Gian Lorenzo Bernini (Nápoles, Italia. 1598 – 1680) - Extasis de Santa Teresa. 1645-1652. Mármol. Tamaño natural. S. Maria della Vittoria, Capilla Cornaro. Roma, Italia. |
Esta obra fue encargada por la familia Cornaro para la capilla familiar en la iglesia de Santa Maria della Vittoria, coordinándose con una serie de relieves que flanquean la capilla. Esta muestra una concepción totalitaria de las artes, encontrándose la Gloria Celestial pintada en dos tramos de la capilla, encontrándose también decoradas las pechinas y la cúpula.
Santa Teresa fue canonizada por Paulo V en 1614, mismo año en el que fueron canonizados San Ignacio de Loyola y San Francisco de Borja, constituyendo así una propaganda a través de las artes de los santos de la Contrarreforma.
La iconografía de Santa Teresa es de origen español, apareciendo representada aquí en el momento en que se siente atravesada por el dardo del amor divino, que porta un joven ángel. El ángel de formas clásicas intenta clavar el dardo de oro en la santa completamente arrobada de éxtasis, manifestando aquí Bernini un gran conocimiento de los afecti, al mostrarnos la expresión entre el dolor y el placer de esta.
Vista completa desde el frente de la capilla. |
Toda la escena se desarrolla en el interior de un retablo transparente, llamado así porque dirige la luz hacia su interior hueco. Este es cóncavo, de planta oval al interior, dentro del cual se filtra la luz de origen invisible que baña al grupo, siendo es utilizada aquí al modo de un escenario teatral.
En los relieves de los laterales se hallan representados unos palcos a los cuales se asoman los miembros de la familia Cornaro que asisten al milagro que se desarrolla en el altar, reafirmando así la concepción teatral de esta obra.
Relieves Laterales donde se hallan representados en los palcos los miembros de la familia Cornaro, asistiendo al milagro.
Esta sirvió para consagrar definitivamente a Bernini, pero también fue con el paso del tiempo la obra que más contribuyó a su descrédito. En el año 1739 ya fue objeto de crítica en las Cartas Familiares de Charles Oz Brosse, donde plantea que Santa Teresa aparenta más estar experimentando un orgasmo que el amor divino, alejándose del ideal clásico.
En esta época entra en crisis Bernini coincidiendo con el pontificado de Inocencio X Pamphili. Éste sucede a Urbano VIII Barberini en 1744, extendiéndose su pontificado hasta 1755, produciéndose durante éste un triunfo del clasicismo en la escultura y una recesión de la actividad arquitectónica de Bernini a causa de su fracaso en la construcción de los campanarios de San Pedro. (Se demolieron los campanarios y fue acusado de incompetente).
Los Pamphili se encontraban enemistados con los Barberini y así evitaban realizar encargos a aquellos que habían estado relacionados con el anterior papa. Esto supuso un periodo de baja actividad para Bernini que le llevo a sufrir una depresión.
Por su parte, el cardenal Cornaro trataba de evitar ser enterrado en Venecia, su ciudad natal, por el enfrentamiento producido entre su padre Giovanni Cornaro, dogo veneciano, con la familia romana Barberini, cuyo miembro papal, Urbano VIII, le había nombrado cardenal. En un principio había pensado en una representación de San Pablo para presidir su sepulcro en la sencilla iglesia, pero pronto se decantó por una imagen de la santa carmelita española, tras su reciente canonización en 1622, por sus valores místicos y reformadores, prolongándose los trabajos de la suntuosa capilla por un tiempo de cinco años.
Conjunto principal de la obra |
Entonces Bernini, como ocurriera en otras ocasiones, cuidó hasta el último detalle, ocupándose del trazado del marco arquitectónico para convertirlo en una explosión colorista de ricos mármoles veteados y aplicaciones metálicas en torno a la blancura del grupo escultórico. El resultado es un espectacular recinto en el que priman los valores escenográficos, con un camarín central en el que se produce el prodigio y dos palcos a cada lado en los que asoman asombrados miembros de la familia Cornaro.
La escena de Santa Teresa en pleno éxtasis ocupa el centro del camarín, está realizada en mármol de Carrara y tiene una altura de 3,5 metros, acompañándose de unos rayos solares en bronce dorado que refuerzan la expresividad de las figuras, que reciben la luz de una claraboya oculta que envuelve la escena de una fingida y teatral "luz celestial" que proporciona a la escultura un contrastado claroscuro de evidentes valores pictóricos, un recurso muy frecuente en el Barroco.
Escena principal del angel y la santa. |
La escena nos muestra precisamente, la experiencia mística narrada por la propia Santa Teresa, en la que describe haber sentido traspasado el corazón, en su amor a Dios, por un dardo de oro portado por un ángel:
"Veíale en las manos un dardo de oro largo, y al fin del hierro me parecía tener un poco de fuego. Este me parecía meter por el corazón algunas veces, y que me llegaba a las entrañas. Al sacarle, me parecía las llevaba consigo, y me dejaba toda abrasada en amor grande de Dios. El dolor era tan fuerte que me hacia lanzar gemidos, mas esta pena excesiva estaba tan sobrepasada por la dulzura que no deseaba que terminara. El alma no se contenta ahora con nada menos que con Dios. El dolor no es corporal sino espiritual, aunque el cuerpo tiene su parte en él. Es un intercambio amoroso tan dulce el que ahora tiene lugar entre el alma y Dios, que le pido a Dios en su bondad que haga experimentarlo a cualquiera que pueda pensar que miento... ".
Angel con el dardo de oro. Al fondo se distinguen los tubos de cobre simulando rayos celestiales |
Ajustándose milimétricamente a la narración, Bernini muestra el momento en que el ángel retira la flecha del corazón y la santa queda sumida en una mezcla de dolor y de placer, haciendo partícipe al espectador, de aquella experiencia mística. La santa, en pleno éxtasis, aparece arrobada y abatida sobre una nube de mármol sin pulir, lo que produce una tonalidad más oscura, mientras su cuerpo pulimentado, y el del ángel que frente a ella esboza una sonrisa de complicidad, resplandecen con brillos cerúleos bajo los efectos de la luz, produciendo el efecto de que están suspendidos en el aire, es decir, consiguiendo desmaterializar el bloque de mármol.
Pero esta escena es sólo una parte de la representación global, pues para reforzar la visión sobrenatural en el espacio superior aparecen querubines entre nubes y otros portando guirnaldas formando un friso, al tiempo que en dos palcos laterales, que simulan ser balconadas de sendas logias recubiertas por colgaduras textiles, como ya os he comentado, participan de la visión hasta ocho personajes de la familia que también muestran su asombro ante el momento de transverberación de Santa Teresa. Con ello consigue Bernini un todo unitario en el que se funden con maestría los valores arquitectónicos, escultóricos y el componente teatral de concepción barroca.
Detalle del rostro del angel |
Como consecuencia, el genial pintor, escultor y arquitecto consigue crear una imagen tridimensional de carácter ilusorio que capta y envuelve al espectador y le hace partícipe del arrebato místico con una fuerza desconocida hasta entonces, una experiencia que repetiría veinte años más tarde en el altar dedicado a la Beata Albertoni en la iglesia romana de San Francisco a Ripa.
Iglesia de Sta María della vittoria. Roma, Italia. |
La Iglesia de Santa María de la Victoria (en italiano, Santa María della Vittoria) es una pequeña basílica en Roma (Italia), en la Vía XX Settembre. Sin duda, parte de la fama de este templo se debe a albergar una de las obras maestras del Barroco, la capilla Cornaro, espectacular y teatral espacio presidido por el grupo escultórico del que hemos hablado, que representa el Éxtasis de Santa Teresa, de Gian Lorenzo Bernini, quizá la obra más conocida de este autor en el campo de la escultura.
Gracias a J.M.Travieso
Atte: JVA... Jeús...
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