Carla Bedini
Durante la noche me despertaron,
era el rumor del viento
sobre los arboles del patio.
Miré arriba, en sus copas, escuché otra vez
y maravillado todo cambió,
oí el rumor de mi mundo interior.
Fue un prodigioso cambio de perspectiva,
como si de repente hubiese desbloqueado un objetivo de cámara oxidado,
durante muchos años guardado.
Lo que durante largo tiempo yacía dormido,
indistinguible en lo más profundo,
ascendió como flotando, a la superficie.
Y se convirtió en visible.
Por la mañana abrí la puerta y me hundí
hasta los tobillos en las oscuras hojas caídas.
La entreabrí y entré por dos puertas:
A través de la primera, al mundo mío que existe,
a través de la segunda, a la magia, al que no existe.
JVA... Jeus. De... Noches de insomnio añorándo.
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