Salvatore Albano (Italia, 1841-1893) - Cupido y Psique (1881)
¿Te acuerdas?
La noche que viniste a mi puerta,
mi cuerpo ante ti se inclina
como un viejo roble,
mis dedos tocando los muslos,
como un código Morse
que solo tu entiendes.
Y nos sentamos para volver a aprender
el ritmo sensual del habla,
pero cediendo al hambre
del placer de nuestros silencios.
Te pedí...
Tantas cosas te pedí,
en todo me complaciste,
y al final te dije...
... Muéstrame los brazos,
dos pistas de aterrizaje tan bellamente pálidas
jamás se construyeron para los aviones,
ahí es donde aterrizaron mis besos.
Viste con placer, el jardín como crecía,
como regaba las filas
de placeres sembradas en tu piel,
la siembra te hacía pasar
cada vez mayor verguenza,
pues te miraba
y veía tu azorado sonrojo.
Todo se concatenaba,
un gemido, luego un suspiro,
como una página de revista
llena de parrafos,
llenándote de letras,
una detras de otra,
con las que te escribo estas lineas.
Te fuiste y viniste
con rios de tinta sobre mi cuerpo
dejando sembrado tu aroma
en cada surco de mi piel,
se desvanecerá en los próximos días,
llevándose con él,
la cosecha de nuestro verano.
La noche que viniste a mi puerta,
mi cuerpo ante ti se inclina
como un viejo roble,
mis dedos tocando los muslos,
como un código Morse
que solo tu entiendes.
Y nos sentamos para volver a aprender
el ritmo sensual del habla,
pero cediendo al hambre
del placer de nuestros silencios.
Te pedí...
Tantas cosas te pedí,
en todo me complaciste,
y al final te dije...
... Muéstrame los brazos,
dos pistas de aterrizaje tan bellamente pálidas
jamás se construyeron para los aviones,
ahí es donde aterrizaron mis besos.
Viste con placer, el jardín como crecía,
como regaba las filas
de placeres sembradas en tu piel,
la siembra te hacía pasar
cada vez mayor verguenza,
pues te miraba
y veía tu azorado sonrojo.
Todo se concatenaba,
un gemido, luego un suspiro,
como una página de revista
llena de parrafos,
llenándote de letras,
una detras de otra,
con las que te escribo estas lineas.
Te fuiste y viniste
con rios de tinta sobre mi cuerpo
dejando sembrado tu aroma
en cada surco de mi piel,
se desvanecerá en los próximos días,
llevándose con él,
la cosecha de nuestro verano.
JVA... Jeús.
Gaylor Ho
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ResponderEliminarMuero todas las madrugas de cada año y vuelvo a nacer en este Septiembre Azul en los brazos de un fabricante de mentiras que escribe historias de papel y pinta sobre lienzos de arena
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