Asedio de Constantinopla
La caída de Constantinopla supuso un trauma para la cristiandad. El impacto psicológico de aquella derrota cristalizó en una serie de leyendas que todavía circulan hoy por el Mediterráneo Oriental. Las huellas de la caída de Constantinopla, lejos de haberse disipado, todavía están hoy mas vivas que hace quinientos cincuenta años. Os hemos realizado una selección de estas leyendas, suficientemente ilustrativas para describir la mentalidad de aquellos tiempos.
Mahomet II
Las leyendas dicen mucho más que el frío relato de los hechos históricos. El universo legendario nos dice mucho sobre lo que supuso para Occidente y, muy especialmente para Grecia, la caída de Constantinopla. Los griegos y muchos europeos, se negaron a creer que Constantinopla hubiera caído en poder de los turcos el 29 de mayo de 1453. Las leyendas y poemas que circularon en los años siguientes en Grecia denotaban esta incredulidad y aspiraban a una inmediata reconquista.
En una de estas leyendas, un sacerdote estaba friendo unos peces cuando le comunicaron que había caído la capital de Bizancio. El sacerdote explicó que eso era tan improbable como que los peces que estaba cocinando saltaran del aceite hirviendo y volvieran al agua. Pero el milagro se produjo y esos peces, a medio freir, esperan, en una fuente de Constantinopla, que otro sacerdote termine de cocinarlos el día en que los griegos recuperen la ciudad.
Otra tradición habla de que, cuando los turcos irrumpieron en el recinto de Santa Sofía, el sacerdote que oficiaba la misa logró huir con los objetos sagrados. Los turcos registraron toda la catedral sin lograr hallarlo. Y, dice la tradición, que cuando los griegos –cuando Europa- recupere Constantinopla, el sacerdote saldrá de su escondite y terminará la liturgia sagrada.
Estas dos leyendas, urdidas a finales del siglo XV, demuestran las esperanzas que se forjaba Europa de recuperar, en breve, los territorios ocupados por los turcos.
Otra vieja tradición cuenta que al caer Santa Sofía, los griegos desmantelaron el altar mayor de la catedral y lo embarcaron rumbo a Occidente. Pero al adentrarse en el mar, el casco del navío se abrió y el altar se perdió en el mar. Se dice que en el lugar donde ocurrió el episodio, en el mar de Mármara, las aguas siempre están tranquilas. El altar espera para reaparecer, el día en que se libere a la ciudad del poder turco y pueda volver a cantarse misa en Santa Sofía.
Otra vieja leyenda bizantina es similar a las que circularon en todo Occidente sobre el “rey perdido”, no muerto, pero sí desaparecido que espera la hora del combate final contra las fuerzas del mal para retornar de su exilio. Se decía, por ejemplo, que Constantino XI Paleólogo no murió en la defensa de Constantinopla sino que, cuando estaban a punto de derrumbarse las defensas, un ángel salvó el emperador y lo deposito en una cueva, desde donde espera el momento para liberar por la fuerza de sus armas, la ciudad sagrada.
Constantinopoli
(Colección (www.Babaros.biz) Turk Denizcilik Tarihi Sitesi -23
Cortesía del Muhteşem Denizcilik Tarihimiz
Besitkas, Istambul-Türkiye)
(Colección (www.Babaros.biz) Turk Denizcilik Tarihi Sitesi -23
Cortesía del Muhteşem Denizcilik Tarihimiz
Besitkas, Istambul-Türkiye)
Lo realmente sorprendente es que los otomanos del sultán Mejmet II, aspiraban a ser los verdaderos herederos del Imperio Romano, del cual, su continuación en Oriente, era el Imperio Bizantino. Mejmet II aspiraba incluso a conquistar Roma y reunificar el antiguo imperio. La muerte le impidió desarrollar este ambicioso proyecto. Además, creían que bajo la cúpula de Santa Sofía se encontraba la tumba de un sobrino de Mahoma. Una tradición islámica afirmaba que, cada vez que los bizantinos abordaban la construcción de la cúpula de Santa Sofía, ésta se desplomaba. La calidad del mortero utilizado solamente podía mejorarse utilizando la saliva del Profeta. Enviados unos mensajeros del emperador para traer a Constantinopla, la saliva de Mahoma, éste accedió a entregársela, argumentando que algún día aquella iglesia se convertiría en mezquita.
Mahomet II parte de Edirne hacia la conquista de Constantinopla.
Edirne Kustama (1903) Fausto Zonaro
Dolmabahçe Sarayi - Istambul,Türkiye
Dolmabahçe Sarayi - Istambul,Türkiye
Rumeli Hisari desde el Bósforo
Anfiteatro Helénico en el interior de Rumeli Hisari
Después de 1833, la fortaleza quedó abandonada, pudriéndose la mayoría de la madera y entrando en una fase de deterioro y ruina, con derrumbe de algunos techos y otras partes del muro. Con motivo del 500 aniversario de la toma de la ciudad, se inició su restauración y hoy es un lugar de visita obligada. En su interior se conserva un anfiteatro helénico donde tienen lugar diversos festivales, así como también el Museo al Aire Libre de Estambul.
Anadolu Hisari
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La caída de la ciudad fue particularmente lamentada en el antiguo Reino de Aragón, que había enviado una guarnición aragonesa a Constantinopla, al mando de Peré Juliá, el cual fue ejecutado por los turcos. Otros aragoneses residentes en la ciudad sufrieron el mismo destino, como el cónsul Joan de la Via y su familia. La caída de Bizancio solamente tuvo una consecuencia positiva para Occidente. Muchos intelectuales bizantinos lograron huir de los saqueos y las destrucciones y alcanzar las ciudades italianas desde donde trajeron documentos y conocimientos de la antigua filosofía griega, neoplatónica y alejandrina y ejercieron como profesores de griego, realizando las campañas que estuvieron en su mano para organizar una campaña que liberara a la ciudad. No es por casualidad que el Renacimiento irrumpió en Italia al cabo de unas décadas y que, en particular, floreció el humanismo mágico gracias al redescubrimiento de la antigua filosofía griega.
El Cuerno de Oro, con Pera a la derecha
(Colección Osmanli Kartpostal -63Cortesía del Muhteşem Denizcilik Tarihimiz
Besitkas, Istambul-Türkiye)
(Colección Osmanli Kartpostal -63Cortesía del Muhteşem Denizcilik Tarihimiz
Besitkas, Istambul-Türkiye)
Fuente: Ernesto Milá.
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