Para ti Rom

Your dying Heart by Adrian von Ziegler on Grooveshark

domingo, 29 de enero de 2012

Romance del conde niño (Anónimo) Tres versiones.


Los primeros romances conservados se remontan al siglo XIV. Sin embargo, el género es tan antiguo como
el mismo castellano, porque es difícil concebir una lengua en la que no existan baladas o canciones narrativas,
ya sean fabulosas o noticieras.
Suelen considerarse «viejos», los romances conocidos por fuentes anteriores a 1550, pero también ocurre
que muestras bastante más antiguas, como las de finales del siglo XV, se han conservado únicamente en la tradición oral.

Hoy os dejo con dos versiones del mismo romance, una la original en castellano, y otra la versión portoriqueña, que para mi gusto es la mejor, y que se le dio el nombre de: Romance del conde Olinos.



Estamos ante un romance narrativo-lírico .Es narrativo porque nos cuenta una triste historia de amor. Pero posee también una enorme carga lírica ya que los sentimientos son aquí importantísimos.

Este bello poema narrativo-lírico es un romance, posiblemente escrito en el siglo XV. Es anónimo y nos ha sido transmitido por tradición oral. Los juglares lo recitaban, el pueblo lo sabía de memoria e iba de boca en boca, dando lugar así a muchas versiones.
Como muchos de los romances está escrito en forma de diálogo entre dos personajes junto a la voz de un narrador. Al contrario que algunos de ellos, tiene un desenlace claro. No nos lo deja a nuestra imaginación. También es de destacar la intervención de lo sobrenatural, lo que da un tono de misterio a muchos romances.

El tema es el amor inmortal, el amor que sobrevive al odio y a la muerte.

Resumen:

El Conde Niño canta mientras da de beber a su caballo, en las orillas del mar. La reina lo oye y anima a su hija a escuchar la canción. La niña revela inocentemente el nombre del cantor, destapando unos amores que no son del gusto de la madre que anuncia.”yo lo mandaré matar”.Se cumplen sus amenazas, mueren los dos enamorados, los entierran y de sus tumbas cercanas nacen un rosal y un espino. Las ramitas de ambos se juntan y que la reina los hace cortar. Pero los amantes se convierten en dos aves que volarán juntas. El amor ha triunfado.

Versión Castellana:

Conde Niño, por amores
es niño y pasó a la mar;
va a dar agua a su caballo
la mañana de San Juan.
Mientras el caballo bebe
él canta dulce cantar;
todas las aves del cielo
se paraban a escuchar;
caminante que camina
olvida su caminar,
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá.

La reina estaba labrando,
la hija durmiendo está:
-Levantaos, Albaniña,
de vuestro dulce folgar,
sentiréis cantar hermoso
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
la de tan bello cantar,
si no es el Conde Niño
que por mí quiere finar.
¡Quién le pudiese valer
en su tan triste penar!
-Si por tus amores pena,
¡oh, malhaya su cantar!,
y porque nunca los goce
yo le mandaré matar.
-Si le manda matar, madre
juntos nos han de enterrar.

Él murió a la media noche,
ella a los gallos cantar;
a ella como hija de reyes
la entierran en el altar,
a él como hijo de conde
unos pasos más atrás.
De ella nació un rosal blanco,
de él nació un espino albar;
crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar;
las ramitas que se alcanzan
fuertes abrazos se dan,
y las que no se alcanzaban
no dejan de suspirar.

La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar;
della naciera una garza,
dél un fuerte gavilán
juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan a la par.



Versión Portoriqueña:

 Caminaba el Conde Olinos
la mañana de San Juan,
por dar agua a su caballo
en las orillas del mar.
Mientras su caballo bebe
él se ponía a cantar:
-Bebe, bebe, mi caballo,
Dios te me libre de mal,
Dios te libre en todo tiempo
de las furias de ese mar.
Las aves que iban volando
se paraban a escuchar
porque les gustaba mucho
aquel tan dulce cantar.
La reina que lo escuchaba
a su hija fue a buscar:
-Oye, hija, cómo canta
la sirena de la mar.
-No es la sirenita, madre,
la que dice ese cantar.
Es la voz del Conde Olinos
que por mí penando va.
-Pues si es el Conde Olinos
yo lo mandaré a matar.
¡Vengan pronto, mis soldados,
al Conde Olinos matad!
Él murió a la madrugada,
ella, a los gallos cantar.
A los dos los enterraron
en medio de un platanal.
Dos arbolitos crecieron
en aquel mismo lugar;
ni en la vida, ni en la muerte
los pudieron apartar
.




 Mezcla de las dos versiones:

Madrugaba el Conde Olinos,
mañanita de San Juan,
a dar agua a su caballo
a las orillas del mar.
Mientras el caballo bebe
canta un hermoso cantar:
las aves que iban volando
se paraban a escuchar;
caminante que camina
detiene su caminar;
navegante que navega
la nave vuelve hacia allá. 

Desde la torre más alta
la reina le oyó cantar:
-Mira, hija, cómo canta
la sirenita del mar.
-No es la sirenita, madre,
que esa no tiene cantar;
es la voz del conde Olinos,
que por mí penando está.
-Si por tus amores pena
yo le mandaré matar,
que para casar contigo
le falta sangre real.  

-¡No le mande matar, madre;
no le mande usted matar,
que si mata la conde Olinos
juntos nos han de enterrar!
-¡Que lo maten a lanzadas
y su cuerpo echen al mar!
Él murió a la media noche;
ella, a los gallos cantar.
A ella, como hija de reyes,
la entierran en el altar,
y a él, como hijo de condes,
unos pasos más atrás. 

De ella nace un rosal blanco;
de él, un espinar albar.
Crece el uno, crece el otro,
los dos se van a juntar.
La reina, llena de envidia,
ambos los mandó cortar;
el galán que los cortaba
no cesaba de llorar.
De ella naciera una garza;
de él, un fuerte gavilán.
Juntos vuelan por el cielo,
juntos vuelan para a par.  


No hay comentarios:

Publicar un comentario