Algo brilló en medio del mismo, era como una luz, se dirigió con su espada al lugar tomando las precauciones del caso. Al arribar se percató que había un niño que paseaba sin problemas.
Gritó: -"¡Niño sal de ahí, pueden herirte!".
El niño levantó su cara sencilla y sonriente, le dijo:
- ¿Por qué? No he hecho nada malo, solo ayudo a los muertos.
- ¿Cómo puedes ayudarlos si están muertos?.
- Ah, ¿si tu lo estuvieras lo sabrías?.
Marros quedó pensativo, luego dijo:
- Tú eres un ángel.
Y el niño sonriendo respondio:
- "Ves, ya sabes como ayudo a los muertos".
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