No fue ondina, tampoco silfo,
fue la inocencia de aquel encanto
que dio entre noches, calor y llanto
y en tu partida perdí mi canto.
Te fuiste lejos, como las nubes,
y aquella rosa, está en mi mano,
pétalos lloran, se ven fugaces,
y la tristeza los va secando.
Fueron testigos de los amores,
y tú te fuiste… se marchitaron.
Pálida luna, que vas paseando
entre los signos del gran zodiaco,
te miro triste como la lluvia,
y en tu silencio te vas secando.
En la miseria me voy perdiendo,
quizás mañana, no me levanto.
y aquella rosa, está en mi mano,
pétalos lloran, se ven fugaces,
y la tristeza los va secando.
Fueron testigos de los amores,
y tú te fuiste… se marchitaron.
Pálida luna, que vas paseando
entre los signos del gran zodiaco,
te miro triste como la lluvia,
y en tu silencio te vas secando.
En la miseria me voy perdiendo,
quizás mañana, no me levanto.
precioso poema...y triste también
ResponderEliminarAinsss, si Paula fue triste. Saludos.
ResponderEliminarQue tengo que reprocharte
ResponderEliminarsi yo soy luna
que parte dejando sombra atrás
Que tengo que reprocharte
si yo vengo de tu olvido
y llevo el tiempo dividido
entre el ayer y el jamás
Que tengo que reprocharte
yo,que tengo un mundo quebrado
De mi olvido jamás Bella luna.
ResponderEliminarnada tengo que reprocharte,
pues no es por causa nuestra
que Dios ordenó el distanciarte.
Ya que si tu reino es la noche,
el mio es el día,
aunque espero que llegue sin reproche
el dia que te pueda abrazar vida mia.
Dios nos creo el eclipse
para que juntemos nuestros cuerpos
y el dia se hace noche
cuando los dos juntos llacemos.
Triste es el despertar
sabes que tienes que partir
y muchos años pasarán
hasta que contigo vuelva a dormir.