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Your dying Heart by Adrian von Ziegler on Grooveshark

miércoles, 19 de octubre de 2011

Historia de la campana de Huesca. (Leyendas y Romances de Tras el Cristal)


En las postrimerías del siglo XIII, el monje anónimo autor de la Crónica de San Juan de la Peña, nos presenta una leyenda que sirvió como enseñanza al Rey Alfonso III. Que narra como Ramiro II hizo frente a los continuos problemas que le causaban sus nobles, que hacían lo posible para entorpecer su mandato.

Ramiro al ser el hijo menor de Sancho Ramirez, y como era habitual en aquella época fue consagrado a la vida monástica, por lo que a su constitución debil, se sumaba lo poco acostumbrado que se hallaba a hacer frenta a las intrigas de la nobleza. Obispo de Roda y Barbastro, hubo de hacerse cargo de un trono que otros aspiraban. Aunque Ramiro fue aceptado como Rey de Aragón, Garcí Rámirez de Navarra promovió revueltas. Al tiempo que Ramón de Borgoña (hijo del Conde de Galicia del mismo nombre que habia sido el primer esposo de Urraca de Castilla ) alegando derechos de Herencia por parte de su madre, entró en Aragón con un fuerte ejército.También hubo una especie de guerra civil por la parte de Cinco Villas. Los problemas se sucedían y los nobles no le daban ningún apoyo, entorpecindo en lo que podían su mandato.

Ramiro II de Aragón

Pues en este ambiente se movia el Rey y creí necesario hacer las esplicaciones para mejor entendimiento del romance, antes de pasar a contaros la historia llamada de la Campana de Huesca.

En dicha historia, se cuenta que los nobles aragoneses desobedecían a su rey, teniendo al reino sumido en el desorden, hasta tal punto que Ramiro II decidió pedir consejo a la única persona en la que de verdad confiaba. No era otro más que quien fue su maestro en el monasterio francés de San Ponce de Tomeras, en el que Ramiro había sido monje.

El rey envió un mensajero a su antiguo maestro; este, por toda respuesta, condujo al mensajero al huerto del monasterio y se limitó a cortar las coles que más sobresalían, diciéndole que contara a su rey, todo lo que había visto. El emisario perplejo no entendió el mensaje, pero así se lo transmitió al rey. El cual enseguida comprendió que el huerto simbolizaba su reino, y que las coles eran sus nombres más poderosos.

Decidido a terminar con la nobleza rebelde, el rey convocó Cortes en Huesca, poniendo como excusa que quería hacer una campana tan grande, que se oyera en todo el reino. Pero conforme los principales nobles iban llegando a Palacio, los hombres de Ramiro los detenían y los decapitaban de inmediato. Se dice que fueron quince los ejecutados; catorce cabezas formaron un círculo en el suelo, y otra, la del más rebelde, fué colgada de una cuerda en el centro a modo de badajo. Cuando estuvo realizado, Ramiro mostró al resto de nobles la campana que había formado.

Su tañido, como Ramiro anunció, se escuchó en todo el reino, pues nunca más volvió a darse durante su mandato una revuelta. 


Reproductor: Malleus Maleficarum (Ordo fúnebris)

Esta es la historia, según nos ha llegado.

Don Ramiro de Aragón,
el rey monje que llamaban,
caballeros de sus reinos
asaz lo menospreciaban,
qu´era muy sobrado manso
y no sabidor de armas,
por lo que no le obedecen,
por lo que le desacatan.


Enviado ha un mensajero
al monje que lo criara,
a San Ponce de Tomeras
donde el buen abad moraba,
porque él le diese consejo
en la bajeza en que estaba.


El mensajero se parte
y al abad le da una carta.
El abad no le responde;
en la huerta sólo entraba
el mensajero con él,
que respuesta le demanda.
El abad le despachó
sin hablarle una palabra.
La respuesta que le diera
fuera cifra bien cerrada,
que sacando allí un cuchillo,
las ramas altas cortaba.
Despedido el mensajero,
mal contento se tornaba.
Como fue llegado al rey,
le dijera estas palabras:
“Mal recaudo os traigo, rey,
que el monje no vos preciaba,
ni me quiso dar respuesta;
creo que de vos burlaba;
entróse luego a una huerta
en leyendo vuestra carta,
y afilando allí un cuchillo,
las ramas emparejaba".

”Oyendo aquestas razones
el rey las disimulara:
Entendió bien la respuesta
y el consejo que le daba.


Hizo llamar a las Cortes,
a Cortes que celebraba:
dice que hacer quería
una solemne campana
que se oyese por el reino
y sonase en toda España.
Viérades  d´esto gran risa;
los grandes de ello mofaban.
En esa ciudad de Huesca
muchas gentes se juntaban;
Llamó un día a los señores,
y en su cámara les habla,
y a sus hijos herederos
hizo quedar en la sala.
En entrando, todos ellos
viéronse entre gente de armas;
mandó cortar las cabezas
a los que más se burlaban.
Quince fueron sentenciados,
a los otros perdonara.
 Mandó poner las cabezas:
en forma de una campana,
siendo el badajo sangrante
la cabeza más ufana.

Mandó sacar las cabezas
a los mozos de la sala:
díjoles que eran sus padres
todas las que allí miraban,
porque le tenían en poco
y en su presencia burlaban;
que viesen aquel ejemplo,
y ellos mojasen la barba.
Así fué temido el monje
con el son d´esta campana.

 Sala de la campana a principios del siglo XX

De acuerdo con una tradición muy arraigada en Huesca, el lugar en que sucedieron tan sangrientos hechos, es la sala del palacio de los Reyes de Aragón (que forma parte en la actualidad del museo provincial) conocida como sala de la campana.


El cuadro de la campana de Huesca que se guarda en el ayuntamiento de la ciudad, es la representación más difundida de esta historia oscense. Fué pintado en 1880 por el palentino José Casado del Alisal (1832-1886). Se trata de un cuadro al óleo, con unas dimensiones de 4,69 x 3,62m. Y es propiedad del museo nacional de arte moderno, que lo cedió en depósito al ayuntamiento de Huesca en 1950.

Lo curioso de esta historia es que está considerada una leyenda: no hay bases para asegurar que sucedió, más que por la tradición oral...y por algo muy curioso. A partir de cierta fecha, en las actas de las cortes desaparecen de golpe los nombres de 15 nobles (la única causa por la que variaban era por fallecimientos o destituciones, y jamás tan masivas), siendo sustituidos los nobles por sus hijos... Y frente a las múltiples sublevaciones y constancias de descontento, tampoco vuelve a reflejarse que en el reino se moviese ni una mosca...


O sease leyendas, leyendas son, pero las leyendas de verdad son...



Saludos y gracias a mi amigota Tras el cristal que fué la que me aportó toda la documentación para realizar esta entrada. ;-)


Atte: Jesús Vila.

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