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Your dying Heart by Adrian von Ziegler on Grooveshark

sábado, 15 de octubre de 2011

La orden de Monte Gaudio (La única orden hispana con fortalezas en el Reino de Jerusalem)


Y no pasaba día que no saliera de las murallas de Acre un cruzado de España que llamaban el Caballero de las Dos Espadas y que traía las armas verdes. Cuando comparecía en el campo de batalla, las huestes de Saladino se turbaban de temor.

De la Crónica Latina, siglo XII

El príncipe bizantino Constantino Colomán le dijo a Amegdelis: «¿Sabes quiénes son aquellos guerreros cristianos? Nunca vi otros semejantes en valentía». Díjole Amegdelis: «Son caballeros del tiempo viejo que han guerreado en Hispania al servicio de su rey y de la Cruz».

Constantino Colomán fue hijo de un príncipe húngaro exiliado y de la dama Ana Doukaina, de la estirpe de los Ducas. Fue gobernador de la Cilicia, y era un soldado de gran prestigio y muy estimado entre los cortesanos del emperador Manuel I Comneno, el Grande (1143-1180).

La historia perfecta, de Ibn al Athir, 1160-1233


Para combatir al infiel en Palestina, el conde de Sarria, don Rodrigo Álvarez fundó en 1173 la Orden Militar de Monte Gaudio. Sibila, hermana del rey Balduino IV de Jerusalén le concedió fortalezas en Ascalón y Jaffa.

Crónica de Alfonso VII, siglo XII



Tenemos constancia de varias convocatorias de las Órdenes Militares hispánicas para intervenir en los asuntos de Tierra Santa. Algunas de estas invitaciones fueron realizadas por las autoridades políticas del Oriente latino. Pero parte de ellas se efectuaron por los papas, que en estos casos actuaron en contra del principio de reservar los contingentes peninsulares para luchar contra Al-Andalus. En cualquier caso no parece que estas llamadas fueran promovidas directamente por la autoridad pontificia, sino que más bien son fruto de demandas realizadas por los Estados Latinos ante las noticias de la efectividad de estas órdenes en España, o de las propias Órdenes Militares intentando con su participación en los problemas de Tierra Santa cumplir los preceptos de sus reglas. De todos modos,  conservamos algunos intentos de las Órdenes militares españolas de intervenir en Oriente, en última instancia las circunstancias políticas peninsulares, la posible presión de los monarcas hispanos y las ventajas obtenidas en las campañas contra Al-Andalus, frustaron esas intenciones.

Ermita junto al castillo de Monfrague. En su interior se conserva una talla bizantina de la Virgen de Monfrague traída en el siglo XII desde las puertas de Jerusalén por caballeros de la orden de Monte Gaudio.

La primera Orden Militar hispánica que intervino en los problemas de Tierra Santa fue la de Monte Gaudio a finales de la década de 1170. Así, entre octubre de 1176 y junio de 1177 Reinardo de Chantillón dio tierras a la Orden, donación confirmada por Balduino IV de Jerusalén con la condición de que Rodrigo y sus seguidores lucharan en el Este contra los infieles.

En 1177 Sibila, hermana de Balduino IV y condesa de Ascalón y Jaffa, donó además a su fundador, el conde don Rodrigo Álvarez, torres, tierra y rentas en Ascalón, y en 1178 recibió otras donaciones del Santo Sepulcro. Todos estos privilegios fueron confirmados en 1180 por el papa. Asimismo el conde don Rodrigo empezó a construir una capilla en Monte Gaudio, cerca de Jerusalén, de donde parece que tomó la Orden su nombre.

Sin embargo, y a pesar del interés puesto por el conde Rodrigo Álvarez en Tierra Santa, su actividad allí como Orden fue nula, por lo que en 1186 pasaron todas sus propiedades levantinas al Temple, posiblemente debido a que, al igual que ocurrió con otras Órdenes hispánicas, la Orden de Monte Gaudio no llegó a establecerse en Tierra Santa con la efectividad deseable influyendo también la masacre de los Cuernos de Hattin, donde fueron muertos todos los caballeros de la orden. Centrando su actividad en la Península Ibérica. Sólo el interés del conde don Rodrigo por los problemas de Tierra Santa pueden explicar la relación de esta Orden con el reino de Jerusalén.



La orden de Montegaudio, es la única orden hispana con fortalezas en el reino de Jerusalén.

Se trata de una orden de caballería fundada por el Conde leonés Don Rodrigo Álvarez de Sarría, Caballero de Santiago y otros caballeros el 9 de julio de 1172 para ayudar y proteger a los peregrinos a Santiago de Compostela y a Tierra Santa así como en defensa del cristianismo, siendo aprobada por el Papa Alejandro III entre esa fecha y el 24 de diciembre de 1173 aplicándole la regla de la orden cisterciense, siendo una orden cien por cien española.

El emblema de la orden era la Cruz Templaria en blanco y rojo como aparece en la imagen superior.

La sede de la orden se encontraba en la cima de Monte-Gaudio o Mont Joie, una colina de 895 metros de altura sobre el nivel del mar, desde la que los peregrinos tenían la primera visión de Jerusalén y de toda Palestina, de ahí su nombre (Mont Joie o Monte de Alegría en francés y Mons gaudii en latín). En ella los montegaudianos levantaron su casa central y una iglesia dedicada a Santa María.

El 2 de octubre de 1187 Saladino conquistó Jerusalén y los miembros de la Orden tuvieron que abandonar su sede y establecerse en diferentes lugares de Castilla y Aragón.

En octubre de 1188 Alfonso II, rey de Aragón, al ver el declive de la Orden añadió dos nuevos fines a los que ya tenían: la atención hospitalaria y la redención de los cristianos que caían en manos de los moros, cambiando el nombre de la rama aragonesa de la Orden por el de San Redentor y trasladó su sede de Alfambra al Hospital de San Redentor fundado en 1178 en la ciudad de Teruel.

 Castillo de Monfragüe



Según el protocolo, la orden fue objeto de numerosas donaciones, entre ellas la realizada por el rey Fernando II de León de la Encomienda Castillo de Monfragüe, situada en el término municipal de Torrejón, y la donación por el rey Alfonso II de Aragón de la Encomienda Villa de Alfambra, en el término municipal del mismo nombre.

Ambas encomiendas fueron de gran importancia en la vida de la orden, que, en momentos diferentes, tuvo su sede maestral en ellas y siguiendo la costumbre de la época, adoptó sucesivamente los nombres de Monfranc o Monfragüe y Alfambra.

 Castillo de Malvicino perteneciente a la orden

El mismo año de 1188 hubo un cisma en la Orden por la jefatura de la misma, aunque parece que este hecho no llevó a la separación de las ramas de Castilla y León, por un lado, y de la Corona de Aragón, por la otra.

En marzo de 1195, el Papa Celestino III emitió una bula concediendo a los templarios, el Hospital y la casa de San Redentor bula que no fue bien acogida por los caballeros de Montegaudio que se oponían a una fusión con los templarios y que en consecuencia la impugnaron.

Con el objeto de poner coto a la grave falta de disciplina en la Orden (probablemente debido a las diferentes nacionalidades de los caballeros) y al mismo tiempo congraciarse con el Papa y, sobre todo, para defender la frontera de Aragón que se encontraba en grave peligro, el Rey Alfonso II decidió en 1196 la disolución de la Orden y la transferencia de las posesiones y personas de la misma a la Orden del Templo de Jersusalén.

Cuando en Aragón se produjo la fusión de la Orden con los templarios, los opositores de la misma tuvieron que abandonar las tierras de Alfonso II de Aragón, un firme defensor del Temple, refugiándose en la Encomienda de la orden en Monfragüe en Castilla (hoy Extremadura), a la que hicieron su centro de operaciones y cambiando su nombre por el de Orden de Monfragüe

En 1221 Fernando III de Castilla decretó la absorción de la Orden de Monfragüe por la de Calatrava.

A pesar de su corta vida, esta Orden tiene el honor de ser la primera orden española de caballería que se estableció de manera permanente en Tierra Santa.

Una de las batallas más importantes en las que participaron los caballeros de la orden fue la batalla de los cuernos de Hattin en 1187, pero ninguno de los caballeros de la orden sobrevivió a esta batalla.


Batalla de los cuernos de Hattin

Desde su regreso de Jerusalén la orden fue tambén conocida como Orden de Trufac.

Recientemente, un grupo de hombres y mujeres templarios han restablecido la antigua orden de Santa María de Monte Gaudio, de San Redentor de Alfambra y del Temple de Jerusalén bajo el nombre de la Soberana Orden de Montegaudio y del Temple de Jerusalén.

Los principales objetivos de la re-establecida SOMTJ son la defensa de la cristiandad la libertad religiosa y la promoción, difusión, práctica y restauración de los principios y valores templarios: el honor, el sacrificio, la defensa del débil y la ayuda al necesitado y menesteroso.

La Orden está abierta a todos los cristianos del mundo que expresamente rechacen las ideas y prácticas exotéricas, ocultistas, demoniacas y masónicas.

La Orden se encuentra legalmente establecida en España e inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones con el nº 593205.




Aquí os dejo una apasionante novela de aventuras dedicada a la orden.





El robo de unos objetos de culto de una fortaleza templaria en Londres, desata una feroz lucha entre las órdenes templaria y hospitalaria. Brian de Lasterra, un cruzado del Montegaudio español que tiene la misión de devolver a los musulmanes un valioso ejemplar del Corán; Zahir, un guerrero ruso prisionero del obispo que está detrás del robo; y el fuerte y austero Urso de Marsac, encargado de recuperar las reliquias, son los protagonistas de está maravillosa aventura, repleta de amores imposibles, amuletos perdidos, rivalidades religiosas y lealtades inquebrantables.

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